Manuel Saumell: El Padre de la Contradanza Criolla Cubana

En el corazón de la Habana del siglo XIX, un joven compositor llamado Manuel Saumell Robredo (1818–1870) cambió para siempre el rumbo de la música cubana. Aunque vivió solo 52 años, la influencia de Saumell sigue resonando hoy en los ritmos y melodías de la música cubana y latinoamericana.

Maestro Ramirez Publishing

4/1/20252 min leer

Manuel Saumell: El Padre de la Contradanza Criolla Cubana

En el corazón de la Habana del siglo XIX, un joven compositor llamado Manuel Saumell Robredo (1818–1870) cambió para siempre el rumbo de la música cubana. Aunque vivió solo 52 años, la influencia de Saumell sigue resonando hoy en los ritmos y melodías de la música cubana y latinoamericana.

Un Pionero Musical

Saumell era un pianista y compositor formado en la música clásica, pero no se conformaba con seguir las reglas de la tradición europea. Mientras otros músicos componían valses y minués elegantes, Saumell escuchaba lo que sonaba en las calles, en el campo y entre el pueblo cubano. Prestaba atención a la mezcla de sonidos de las culturas africana, española y criolla que lo rodeaban.

Su mayor innovación fue transformar la contradanza europea—un baile de salón muy popular en aquella época—en algo auténticamente cubano. Le dio nuevos sabores rítmicos, melodías populares y toques afrodescendientes. Así nació la contradanza criolla cubana, un estilo nuevo que sorprendió a todos por su frescura y originalidad.

Semillas del Danzón

La música de Saumell marcó un antes y un después. Sus contradanzas se hicieron más cortas, expresivas y con ritmos más atrevidos. Al mismo tiempo, surgía otro ritmo muy popular: la habanera, una danza sensual y cadenciosa nacida en los puertos cubanos. Juntas, la habanera y la contradanza criolla de Saumell formaron la base del danzón, el primer baile nacional oficial de Cuba y un antepasado del son, la salsa y el jazz latino.

Compositores como Louis Moreau Gottschalk, Ignacio Cervantes y más adelante Miguel Faílde (a quien se le atribuye haber formalizado el danzón en 1879) se inspiraron directamente en el legado de Saumell. Su obra abrió un camino para que la identidad cubana se expresara en la música clásica, demostrando que los ritmos cubanos merecían ser escuchados y celebrados en todo el mundo.

Un Legado Duradero

Aunque Manuel Saumell no vivió lo suficiente para ver florecer el danzón, su huella es inconfundible. Hoy se le recuerda como el padre del nacionalismo musical cubano y como el primer compositor que dio voz artística a los ritmos del pueblo cubano.

Gracias al oído visionario de Saumell, la música cubana empezó a contar su propia historia—una historia rica en herencia, ritmo y sentimiento. Cada vez que escuchamos un danzón, un cha-cha-chá, o incluso los ritmos vivos de la salsa, también estamos escuchando un poco de Manuel Saumell.